Cuando consideramos actividades que pueden proporcionar bienestar a nuestra vida cotidiana lo habitual es pensar en deporte, yoga, actividades al aire libre, manualidades….
También valoramos muchas veces actividades que estimulan nuestro intelecto y creatividad como aprender idiomas, dibujo o pintura, pero es inusual pensar en aprender a tocar el piano si no lo hicimos en la infancia. Sin embargo, la iniciación adulta ofrece muchas satisfacciones.
Por una parte, al requerir una gran concentración y control físico “desconecta” la mente de nuestras preocupaciones produciendo un gran relax. Permite reducir el estrés y la angustia cotidiana. Dedicar un tiempo diario a cultivar nuestros sentidos es uno de los mayores lujos que nos podemos ofrecer. Por otro lado, la experiencia de hacer música proporciona una sensación tan placentera que cuando se conoce “engancha” absolutamente.
La música es el mejor vehículo para canalizar nuestras emociones y el piano un recurso infinito.